La historia de la rebeldía en Colombia es el relato de su aniquilación. Así se remata el cuento, el chiste. Puede uno tardar horas rasgando hojas en blanco e indefectiblemente aterriza en esa lúgubre conclusión. Hoy soy yo el que habla solo, el que, encaramado en una tarima imaginaria, agita los brazos vociferando.

Mateo Daza.

 

Un hombre se imagina sobre el escenario mientras piensa en la relación entre rebeldía y humor. Concluye que a los colombianos nos han aniquilado la rebeldía de a poco. Tomando de referencia la figura de Jaime Garzón como arquetipo del comediante político en Colombia, este monólogo interior se pregunta qué tanta libertad tenemos para reírnos y cuál es la actitud de un rebelde ante la imposibilidad de rebelarse.

 

Un Sísifo bogotano sube Monserrate con la carga de su identidad a cuestas, esa que a los bogotanos nos duele, mezcla de excesiva información y desconocimiento de la realidad de un país. Mientras sube la cuesta piensa en Jaime Garzón, en el humor, en los múltiples sentidos que le hemos otorgado a su asesinato. Este ensayo no es una elucubración académica llena de introducciones y citas. Es más bien la conciencia, palabra por palabra, de un hombre que se ensaya en la escritura. 

Laura Acero

La muerte de la risa - Mateo Daza

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La historia de la rebeldía en Colombia es el relato de su aniquilación. Así se remata el cuento, el chiste. Puede uno tardar horas rasgando hojas en blanco e indefectiblemente aterriza en esa lúgubre conclusión. Hoy soy yo el que habla solo, el que, encaramado en una tarima imaginaria, agita los brazos vociferando.

Mateo Daza.

 

Un hombre se imagina sobre el escenario mientras piensa en la relación entre rebeldía y humor. Concluye que a los colombianos nos han aniquilado la rebeldía de a poco. Tomando de referencia la figura de Jaime Garzón como arquetipo del comediante político en Colombia, este monólogo interior se pregunta qué tanta libertad tenemos para reírnos y cuál es la actitud de un rebelde ante la imposibilidad de rebelarse.

 

Un Sísifo bogotano sube Monserrate con la carga de su identidad a cuestas, esa que a los bogotanos nos duele, mezcla de excesiva información y desconocimiento de la realidad de un país. Mientras sube la cuesta piensa en Jaime Garzón, en el humor, en los múltiples sentidos que le hemos otorgado a su asesinato. Este ensayo no es una elucubración académica llena de introducciones y citas. Es más bien la conciencia, palabra por palabra, de un hombre que se ensaya en la escritura. 

Laura Acero